La Virgen, el arbolito y una tradición casi pagana


Diario El Diario (Paraná, Entre Ríos) – Sección Información General

Cada 8 de diciembre, se arma el árbol de Navidad. El 8 de diciembre es el día de la Inmaculada Concepción de María. El arbolito acoge a sus pies el pesebre, que simboliza el momento y el lugar donde, según los Evangelios, se produjo el nacimiento de Jesús, el hijo de Dios, rodeado de animales de corral,
arropado por sus padres, Jesús y María, adorado por los tres reyes magos, llevados hasta allí, hasta Belén, por una estrella guía. Pero una cosa, armar el arbolito, y la otra, el día de la Virgen, no tienen una relación estrecha. La tradición de armar árbol de Navidad abreva en costumbres paganas de los pueblos celtas que, por obvias razones –los celtas habitaron Europa—distan bastante de la realidad de este lado del mapamundi. Llegado el invierno, los celtas acostumbraban a adornar una rama de roble en el convencimiento de que así se asegurarían el tiempo de sol, el verano. Y como con la llegada del frío los árboles de roble perdían sus hojas, la costumbre consistía en llenarlos de adornos a modo de reemplazo de las hojas perdidas; también los celtas impusieron la costumbre de poner regalos al pie del árbol durante el tiempo del solsticio de invierno (en diciembre) La tradición cristiana tomó aquel simbolismo, aunque con especies arbóreas propias. Martín Lutero, el padre de la reforma en el cristianismo, fue quien impuso los árboles de Navidad, hacia el año 1500, pero en vez de roble, pino.

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